La laserterapia o fotobiomodulación consiste en el uso de longitudes de onda de luz específicas para lograr efectos terapéuticos. Durante este proceso la luz láser infrarroja interactúa con los tejidos a nivel celular permitiendo la regeneración de los tejidos dañados.
Por ello, es especialmente eficaz en el tratamiento de afecciones tan incómodas y comunes como los helomas y verrugas plantares, siendo también un formidable aliado a la hora de tratar y erradicar la onicomicosis. Además, la laserterapia obtiene, entre otros, los siguientes beneficios:
- Recuperación tisular acelerada y desarrollo celular. El láser penetra en profundidad en los tejidos y aumenta la energía disponible para las células, por lo que la absorción de nutrientes y la eliminación de residuos se realiza con mayor rapidez. Como resultado, los tejidos se regeneran antes.
- Cicatrización más rápida de las heridas. La luz láser estimula la producción de colágeno, predominante en la cicatrización de heridas.
- Reducción de la formación de tejido fibroso. La laserterapia reduce la formación de tejido cicatrizal, causante del dolor crónico.
- Efecto anti-inflamatorio. La luz láser tiene un efecto anti-edémico, ya que provoca vasodilatación, pero también porque activa el sistema linfático. Como resultado se reduce la inflamación.
- Efecto analgésico. La terapia láser bloquea el dolor transmitido por las células nerviosas al cerebro. Además, al haber menos inflamación, disminuye el dolor.
- Aumento de la actividad vascular. La luz láser aumenta la formación de capilares en los tejidos dañados y el incremento temporal del diámetro de los vasos sanguíneos, acelerando el proceso curativo.
- Aumento de la función metabólica. La terapia láser origina una mayor producción de enzimas específicas y un mayor consumo de oxígeno y nutrientes por parte de las células sanguíneas.
- Función nerviosa mejorada. La luz láser acelera la reconexión de las células nerviosas en un tejido dañado.
- Inmunoregulación.
Tratamientos disponibles con K-Láser
CICATRIZACIÓN DE HERIDAS
La aplicación de laserterapia para favorecer el proceso de cicatrización de heridas es una técnica que se viene realizando desde hace más de 30 años. Son muy numerosos los estudios clínicos que han demostrado la eficacia de su utilización en los procesos de cicatrización.
La luz láser ha demostrado su efectividad en la mejora de la curación de heridas abiertas, en la reducción del dolor y en la disminución del riesgo de infección. La laserterapia es empleada en el tratamiento de úlceras de pie diabético, úlceras por presión, quemaduras así como en heridas infectadas, traumáticas y post-quirúrgicas, que no cicatrizan correctamente.
ONICOMICOSIS
La onicomicosis, o infección fúngica de las uñas, es una patología que se manifiesta a través de la pérdida de coloración y engrosamiento de la uña, llegando a veces a producirse el astillamiento y destrucción de la lámina ungueal. Generalmente está causada por dermatofitos, pero también puede estar ocasionada por levaduras (cándida) y por hongos no dermatofíticos (mohos).
El abordaje de la onicomicosis mediante terapia mediante láser se trata de un tratamiento rápido (4 sesiones de unos 6 minutos), seguro (no tiene efectos secundarios y puedes ser aplicado en todos los pacientes) e indoloro (el paciente percibe un calentamiento intenso que puede producir una molestia transitoria) y a pesar de ser su utilización muy reciente los resultados obtenidos hasta la fecha aseguran la eliminación del hongo en un porcentaje muy elevado de casos.
TRATAMIENTO DEL DOLOR
La laserterapia es una modalidad de tratamiento no invasivo, seguro y efectivo donde la luz se emplea para aliviar el dolor, reducir la inflamación, y estimular la cicatrización de heridas y curación de tejidos blandos.
El K-Laser es capaz de emitir potencias de hasta 20W, siendo el láser terapéutico más potente, logrando aplicar potencia en tejidos profundos y eliminar el dolor. El láser actúa convirtiendo la luz en energía fotoquímica, dando lugar a un correcto funcionamiento celular que lleva a la desaparición de los síntomas (dolor).
En resumen, la energía de la luz se convierte en energía bioquímica logrando un efecto anti-inflamatorio y un efecto antiálgico.