Onimicosis: Infección en las uñas de los pies
Llega el verano y con ello el calor, los baños en la piscina, las actividades al aire libre y el aumento de sudoración. En muchas ocasiones, estas situaciones coinciden con una serie de alteraciones en las uñas de nuestros pies, tales como cambios de coloración hacia marrón-amarillento o a un tono verdoso, aumento del grosor de la uña, descamación y mal olor. Pero, ¿cómo pueden estar relacionadas? La respuesta es simple: todas ellas proporcionan ambientes perfectos para el crecimiento de hongos.
El contagio más frecuente por hongos se produce al entrar en contacto con una fuente que los contiene, como puede ser el suelo de un gimnasio o el borde de una piscina. En estos medios el hongo encuentra humedad y una buena temperatura ambiente; condiciones perfectas para su proliferación.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que en nuestra piel existe un conjunto de microorganismos denominados flora normal, que no producen patologías dado que no provocan ninguna reacción en nuestro sistema inmunitario siempre y cuando se encuentren en equilibrio. En caso de producirse alguna lesión, sufrir un cambio de pH, haber sido sometido a un tratamiento de larga duración con antibióticos o sufrir algún trastorno en el sistema inmune, este equilibrio puede verse afectado y convertir a alguno de estos microorganismos en patógenos, provocándonos una infección.
Con esto queremos decir que, aunque la principal causa de onicomicosis (o lo que es lo mismo, infección de las uñas por hongos) es por contagio, nosotros mismos podemos acondicionar nuestro cuerpo favoreciendo la infección por parte tanto de hongos externos como de los que conviven en nuestra piel. ¿Cómo? Un aumento de sudoración de los pies como consecuencia del uso de calzado cerrado en verano, confeccionado con materiales plásticos que eviten la transpiración o un incorrecto secado de los espacios entre los dedos después de la ducha podrían ser los causantes.
Las infecciones por hongos no siempre aparecen de manera aislada en uñas; también puede verse implicada la piel con pequeñas lesiones ampollosas, descamaciones y grietas acompañadas en la mayoría de los casos de picor. En muchas ocasiones ambos tejidos se ven afectados de manera conjunta.
Debemos destacar que las infecciones en uñas no solo se producen por hongos; podemos encontrarnos infecciones con signos y sintomatología similar provocadas por bacterias, por lo que en la mayoría de los casos es aconsejable la toma de una muestra para cultivo.
Por todo esto debemos extremar las precauciones, especialmente en verano. Podemos seguir ciertas recomendaciones que, incorporadas a nuestra vida cotidiana, pueden mantenernos al margen de esta patología:
- El uso de chanclas en piscinas, gimnasios y en todos aquellos lugares donde el suelo permanezca húmedo y/o exista un tránsito elevado de usuarios.
Lavar los pies a diario, con agua tibia y jabón neutro y cambiar los calcetines. - Secado minucioso de los pies tras el baño o ducha con toalla (preferentemente de uso personal) y en caso de imposibilidad, un secador de pelo a temperatura media podría ser de ayuda. Importante no elevar demasiado la temperatura para no provocar quemaduras, prestando especial atención los pacientes diabéticos o polineuropáticos.
- Buena elección del calzado y calcetines, de nuestra talla, con materiales con un alto porcentaje de fibras naturales.
- No someter los pies a productos químicos ni corrosivos que puedan alterar el pH o provocar lesiones.
- Acompañar los tratamientos antibióticos con probióticos.
- Prestar atención a uñas y pies en general en nuestra vida diaria. Revisarlos a diario, especialmente pacientes de riesgo (isquémicos, diabéticos,…)
- Acudir al podólogo para cualquier consulta, ya sea nivel preventivo o para buscar el tratamiento más adecuado.
Si bien es cierto que existen un gran número de productos en el mercado, actualmente el que ofrece mejores resultados es el tratamiento con láser. Su acción consiste en elevar la temperatura de la uña, reduciendo el número de patógenos y resolviendo la infección. Parte del éxito de este tratamiento erradica en que debe ser realizado por un podólogo y, por tanto, este realizará un seguimiento de la evolución y acompañará las sesiones de láser con el desbridamiento de la uña, reduciendo su grosor y ofreciendo pautas para un correcto mantenimiento de las mismas.
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